Soy Coni, arquitecta que hace joyas.

Siempre me ha gustado hacer cosas a mano. Cuando era chica, mi abuela me enseñó a tejer, bordar, pintar y después descubrí las mostacillas e hilaba collares y pulseras. Al salir del colegio, se me ocurrió ir a Rosas con mi mamá a comprar materiales para hacer bisutería... como pasatiempo, nunca pensé en vender.

Mi abuela me vio tan entusiasmada que me contó que hacer joyas fue uno de sus deseos no cumplidos y tenía varios tarros de monedas de $1 guardadas, porque alguna vez quiso hacer joyas Mapuche. Esta historia, y el vínculo tan fuerte que tenía con ella, fueron el motor que hizo crecer mi interés por la joyería.

En 2008 entré a la U y comencé a vender aros de bisutería a mis compañeras. Creé la tienda y le puse Conimariana porque un compañero siempre decía "lleve sus Conimariana aritos" jajaja y encontré que era perfecto. Me atreví a vender en Flickr y entregaba en el metro, lo que me ayudó a pagarme los materiales para las maquetas y los ploteos de planos jajaja. La tienda creció sin esperarlo y después me vi participando en ferias de emprendedores y vendiendo en Facebook e Instagram.
Terminé la carrera, entré a trabajar y nunca dejé de hacer joyas, he hecho siempre las dos cosas en paralelo.

 

En 2018, y ya cansada de competir con los precios de las joyas chinas, decidí que quería llevar esto a un plano más grande y aprender a hacer joyas desde cero y en plata u oro, así que me metí a una Escuela a aprender este oficio que me enamoró: la orfebrería.

Si bien soy arquitecta, mis decisiones me llevaron por el camino de la joyería y puedo decir que esta es mi forma de hacer arquitectura... un arquitecto no solo hace casas (como el común de la gente lo piensa) y el diseño es un rubro demasiado amplio como para definirlo en una sola palabra.

Habiendo dicho esto, la línea de diseño de mis joyas se basa en mi formación como arquitecta, inspirada en la geometría y el minimalismo, con un toque de atemporalidad, porque nunca me gustó seguir las modas del momento, jeje.

 

Los diseños los hago en mi taller, trabajando con plata 950 y, a pedido, con oro de 18K. Soy súper preocupada de los detalles y de las terminaciones, a veces un poco muy perfeccionista, dando lo mejor de mi para entregar una joya hermosa.

Las joyas son exclusivas, de producción a baja escala. Todo lo hago a mano, sin moldes. Uso herramientas manuales, a veces hasta un clavo me sirve, y me apoyo con máquinas para perforar, lijar y pulir. 

Quiero diferenciarme del retail y hacer de una joya Conimariana el complemento original que te haga sentir única y realce tu estilo.

 

Para terminar, lo que más me preguntan es si ejerzo como arquitecta... ¡sí! sigo en oficina, trabajando con viviendas sociales. Mi jornada es super larga: de 10 a 18 en oficina; de 20 a 01 en taller, pero me hace tan feliz que aún puedo combinar ambas pasiones. El sueño a mediano plazo es poder vivir 100% de Conimariana, ¡estoy trabajando para eso!